Acrópolis Atlante - Fragmento de la Cueva del Geógrafo

Acrópolis Atlante - Fragmento de la Cueva del Geógrafo
Imagen Satelital - Reconstrucción - Fragmento pintura Cueva del Geógrafo

lunes, 4 de mayo de 2009

Conspiracion Atlante: LA NO ATLÁNTIDA - Una historia absolutamente verdadera

Conspiracion Atlante: LA NO ATLÁNTIDA - Una historia absolutamente verdadera
http://www.youtube.com/watch?v=R-b6SjeaAkY

martes, 16 de septiembre de 2008

Conspiracion Atlante

martes, 24 de junio de 2008

LA NO ATLÁNTIDA - Una historia absolutamente verdadera

Como el relato de la Atlántida ha sido basureado por cientos y miles de autores en un incontables número de documentos y películas, mejor es no tocar el tema de los diálogos de Platón donde se la describe con lujo de detalles ni hacer referencia a la inmensa cantidad de libros que se han escrito sobre el tema, ya que en cualquier momento, el lector estará esperando que se hable de ovnis, espíritus errantes o alguna profecía ligada a cristales mágicos.
Como queda claro que el presente relato no se refiere a la historia de la Atlántida, sino a una civilización del Trópico de Capricornio que desapareció con el fin de la era glacial, es decir, hace unos 11.500 años atrás, a continuación únicamente se escribirán datos reales, que pueden ser confirmados por cualquier persona que tenga acceso a la tecnología satelital y un mínimo interés en confirmar la información que se presentará en los párrafos siguientes.
La región donde floreció esta civilización, que dicho sea de paso, dominó las aguas, se encuentra más allá de las Columnas de Hércules, es decir, entre los océanos Atlántico y Pacífico, más precisamente en una Isla Continente que es mayor que el Asia Menor y el Norte de África, pero en tiempos antiguos simplemente se diría que la Isla era mayor que Libia y Asia juntas. Se trata de los mismos tiempos antiguos en los cuales los Egipto todavía disputaban su hegemonía en el fondo del Mediterráneo, cuando también se podría afirmar sin lugar a dudas que al igual que las Hespérides, nuestra Isla Continente se encontraba al otro lado del “Río Océano”, ya que dicho Río no es otro que el Océano Atlántico.
Como queda claro que la civilización de la que se está hablando no es la Atlántida, no está de más recalcar que nuestra Isla Continente se encuentra rodeada de mar verdadero y que en su centro mismo, existe un mar interior completamente rodeado por tierra firme, que con absoluta corrección se puede afirmar que, dicho mar, es una inmensa masa de agua en la que una persona parada en una de sus orillas no podrá ver el otro extremo, aunque también es pertinente aclarar que hace 11.500 años atrás, la masa de agua interior de la que se habla era mucho más grande de lo que se observa en la actualidad y esto se lo puede confirmar con las imágenes satelitales que muestran sus antiguos límites. No queda la menor duda que al igual que en el presente, este inmenso mar interior estuvo habitado por delfines, rayas, peces gigantescos, caimanes negros, nutrias y anacondas.
En este punto del relato no resulta redundante hace la aclaración de que el mar verdadero que rodea la gran Isla Continente es salado, mientras que el mar interior que se encuentra en su centro, es de agua dulce, por ese motivo fue que al principio de la descripción se hizo la diferencia entre el mar verdadero y el mar interior, es decir, el mar verdadero es salado y el mar interior es de agua dulce, pero por la extensión del segundo y los grandes animales que en él viven, no puede ser degradado a la categoría de un simple lago.
Como el lugar que se está describiendo no es un lugar ficticio, como puede ser la Atlántida descrita en los Diálogos de Platón, solo nos permitiremos describir una historia completamente verdadera, que no requiere ni de sabios Atenienses, ni de un oscuro sacerdote de Sais, del cual la historia no guardó su nombre.
Sin dejar lugar a una duda razonable, se puede afirmar que en el centro mismo de nuestra Isla Continente existe un cuadrilátero rectangular de forma oblonga, que mide 3.000 estadios EGIPCIOS por un lado y 2.000 estadios del mismo tipo, si se lo mide desde el centro del mar interior hacia arriba, además se puede afirmar nuevamente, sin lugar a dudas, que la región descrita se encuentra de espaldas a la Constelación de la Osa y protegida por el viento norte.
Cualquier persona que mire una imagen satelital de la NASA puede confirmar que dicho cuadrilátero es visible desde el aire y está de espaldas a Constelación de la Osa, ya que dicha constelación solo puede ser vista desde el hemisferio norte y como aclaración para el lector que no conoce esta región de clima cálido, se afirma categóricamente que está porción de la isla está protegida por el viento norte, porque justamente éste es el viento predominante en la región. Lo gracioso del asunto es que debajo de la línea ecuatorial el viento Norte es cálido, mientras que el viento Sur es helado, pero este dato al margen es mejor pasarlo por alto, ya que no faltará aquel despistado que busque el cuadrilátero rectangular en el hemisferio opuesto, donde la situación es inversa, tal vez pensando que la presente descripción trata sobre la Atlántida, pero como esta no es la isla sagrada de Posidón, el cuadrilátero de forma oblonga se encuentra en el centro de Sudamérica y no en el Mediterráneo o hundida en medio del Río Océano.
A estas alturas del relato, el lector puede estar preguntándose sobre la topografía de esta región Oblonga de la Isla Continente y la mejor forma de responder a esta interrogante es afirmando que se trata de una sabana tropical y subtropical, rodeada de montañas, que por su lado Oeste llagan al Mar Verdadero llamado Océano Pacífico, además, la altura y belleza de estas imponentes montañas hacen ver como pequeñas lomas a cualquier elevación de Europa, África, el Cercano Oriente y Oceanía, pero como sobre gustos no hay nada escrito, cada cual amará como único y verdadero el propio terruño, olvidándose que el mundo gira sobre su eje sin que nadie le de cuerda.
Ninguna persona en el planeta puede negar que en este cuadrilátero rectangular prosperó una civilización que dominó las aguas y que actualmente se la conoce con el nombre de Cultura Hidráulica de las Lomas, que dicho sea de paso, tampoco tiene nada que ver con la tierra de Mu con sus colinas de barro, aunque en ella vivan los Musus y los Movimas que habitan entre los restos de una Civilización que construyó decenas de miles de colinas de barro de dimensiones colosales.
La región donde prosperó esta gran cultura hidráulica e desconocida por la inmensa mayoría de los mortales y puede ser descrita como un lugar llano, suave y plano, que a su vez está surcado por innumerables ríos navegables como el Manutata, Mamoré, Itenez, San Pablo o Rapulo, solo por nombrar algunos, que además tiene la gracia de contar con madera en abundancia en cantidad y especie para todo tipo de obras, más aún cuando se sabe que el bosque más variado del planeta es el Amazonas y justamente la región que se está describiendo es parte de la cuenca Amazónica. Tan es así la figura, que en una sola hectárea de estos bosques tropicales Amazónicos, se encuentra más variedad de árboles que en toda Europa junta, se encuentran desde las maderas blandas y trabajables, hasta las más duras que sirven para la construcción de grandes estructuras.
Por si algún lector se olvidó, la Civilización Hidráulica de la que se está hablando, no tiene nada que ver con los relatos de Platón, ya que los griegos no hablaban movima, bésiro ni mojeño. Además, los relatos de Platón en realidad son de Solón, pero alguien más exquisito puede argumentar que su origen no es griego, sino Egipcio, más precisamente se trata una descripción que tiene su origen en Sais y en Sais, hasta donde sabemos, no hablaban en la lengua de los Chimanes. El tema es que la Civilización Hidráulica de la que se habla en el presente relato moderno, es la que construyó una serie terraplenes que aún son visibles desde la tierra y desde el aire y su extensión es tan grande, que inclusive si se los mira desde una avioneta, la vista no alcanza para determinar los límites de estos cultivos que se encuentran dispersos por toda la llanura y se van concentrando cada vez más en la zona que corresponde al mar interior y este pequeño acápite demuestra que Platón no es la fuente, salvo que exista un diálogo perdido indicando que el filósofo griego voló en avioneta sobre la zona, para poder ver los camellones, islas circulares y lagunas rectangulares orientadas en el sentido de la trinidad de los cielos.
Aunque esta no sea la Atlántida de Sais, cualquier persona que haya explorado el Cuadrilátero Rectangular, ya sea por tierra o por el aire, se verá imposibilitado de negar la existencia de una gran cantidad de canales rectos que atraviesan la llanura, como tampoco podrá negar los deflectores de los ríos, que forman ángulos recto en una llanura sin grandes variaciones topográficas. La persona que vea con sus propios ojos el mega sistema hidráulico de la No Atlántida, quedará con la boca abierta el momento en que mida las inmensas lagunas rectangulares construidas por esta Civilización poco estudiada, sobre todo cuando se de cuenta que todo el sistema de maga-lagunas, terraplenes, ríos, mares interiores, campos de cultivos, lomas e islas circulares que conforman esta sabana tropical, son parte de un mismo sistema interconectado. El explorador no podrá creer que la majestuosidad de estas grandes obras fue realizada por la mano del hombre y cuestionará el origen de un misterioso canal que atraviesa toda la llanura y que actualmente se llama Río Tapado.
Solo quien quiera esconder el sol con un dedo, intentará negar que en la sabana rectangular del corazón de la Isla Continente, una Civilización Hidráulica construyó más de 20.000 lomas artificiales, como parte del sistema de control de inundaciones y como novedad para la inmensa mayoría extranjeros, se debe afirmar que no se trata de pequeñas elevaciones en el terreno, sino de montañas bajas por todos lados, que permiten a la población escapar de las inundaciones cíclicas y en ellas se encuentra tal cantidad de restos de cerámica que no pueden ser parte de un museo, ya que en el planeta no existe un museo con bastante espacio para albergar tanta cantidad de restos, pero esto es desconocido por la inmensa mayoría de habitantes de nuestra aldea global, inclusive es desconocido por la mayoría de las personas que habitan la sabana.
En una llanura tan plana como una mesa de billar, obviamente que llamará la atención una elevación de más de diez metros de altura y que se extiende por kilómetros, como también llamará la atención la laguna Rogagua con su forma rectangular que tiene 130 estadios de largo y unos 57 estadios de ancho. Esto resulta raro a los ojos desprevenidos, sobre todo cuando se ve que todas las lagunas rectangulares tienen la misma inclinación.
Las curiosidades de la sabana que se describe, no se encuentran en la variedad de frutos desconocidos por los extranjeros, como ser le guapurú, el ocoró, el achachairú y otros nombres que nada le dirán a quien no los ha probado, Además, en esta llanura se produce y cría bien todo lo fragante que hoy da esta tierra en cualquier lugar, raíces comestibles como los distintos tipos de yuca y de papa, follaje que dan de comer a sinnúmero de animales herbívoros, maderas de todos los tipo y jugos destilados, sea de flores o frutos que se siguen consumiendo en el corazón de la Isla Continente. Pero también se da el fruto cultivado, el seco que es la castaña y que utilizamos para alimentarnos y cuanto usamos para comida que denominamos legumbres a todas sus clases y todo lo que es de árboles y nos da bebidas, comidas y aceites como los del cusi o si se quiere ir más lejos en el detalle, se tiene el aceite de macororó, que en una época no muy lejana se ha utilizado de líquido de frenos y está confirmado que esta planta silvestre es espectacular para fabricar biodiesel. También tenemos los frutos que usamos por solaz y placer y llegan a ser difícil de almacenar como la ambaiba, que es muy común en la sabana, el fruto de otros árboles frutales como el cupuasú y cuantos presentamos como postres agradables al enfermo para estímulo de su apetito. Esta isla divina de la Civilización Hidráulica que se encuentra bajo el sol, produce todas estas cosas bellas y admirables y en una cantidad ilimitada, pero si queda alguna duda de lo escrito, no quedará otra alternativa confirmarlo personalmente para descubrir que nada de lo descrito anteriormente es inventado como la Atlántida de Platón.
Tampoco es inventado el Río Tapado que atraviesa toda la llanura y llega a una isla con anillos concéntricos, luego, desde la Isla de los anillos, claramente se ve el canal que deja fluir el agua al mar interior, a una bahía con ingreso estrecho. Siguiendo el mismo tema, puede ser que Solón jamás haya existido y que Platón haya inventado todo lo que escribió, pero en este caso es innegable que la isla de los anillos concéntricos, que se describe en el presente texto, se encuentra de cara al viento sur, más precisamente a 50 estadios egipcios del mar interior y está conectada por afluentes que permitieron llegar a ella por varias direcciones, con la atenuante adicional que dicha isla no es de origen natural, sino de origen humano, como bien se pudo constatar en la expedición realizada por la Fundación Yesusa´iri en el último día del mes de mayo de 2008.
Antes de entrar en detalle en la isla de los anillos concéntricos, que se encuentra a 50 estadios egipcios del mar interior, es bueno aclarar que hace 11.500 años atrás, esta región estaba poblada por tigres dientes de sable, caballos, mega perezosos del tamaño de árboles y una raza de elefantes que era muy numerosa, como se puede confirmar fácilmente con los restos fósiles expuestos en el museo de Tarija y la reciente expedición peruana que, del Beni, se llevó a su país restos óseos de esta raza de elefantes, como también puede ser reconfirmada la raza de elefantes con las imágenes de manadas de estos animales que se pueden ver en las pinturas rupestres encontradas en la zona de Roboré – Santa Cruz.
Nadie que se precie de medianamente observador podría obviar la diferencia entre los elefantes y la raza de elefantes que pobló esta isla Continente hace 11.500 años, ya que todo el mundo sabe que los elefantes comunes y silvestres tienen colmillos curvos que apuntan hacia arriba, mientras que nuestra raza de elefantes tienen colmillos sinusoidales más rectos que no se curvan hacia arriba, por ese motivo es que no podemos hablar de elefantes como tal, sino de una raza de elefantes, pero como este no es un relato de la Atlántida, no puede causar extrañeza que las pruebas sean visibles y abundantes; no como la descripción de Platón que no logra encajar con Tera ni con una isla desaparecida en medio del Atlántico.
En el segundo piso del museo tarijeño se puede observar las armas utilizadas por antiguos arqueros, honderos, lanzadores de piedras y lanceros, mientras que lo concerniente a la navegación se encuentra desperdigado por toda la sabana.
Como los inventores de la Atlántida, es decir, Timeo, Critias, Platón, Solón y el Sacerdote de Sais eran una tropa de mentirosos que jamás visitaron las llanuras de la Cultura Hidráulica, no tuvieron la posibilidad de saber que en el corazón mismo de la llanura oblonga, a 50 estadios del mar interior, existen rocas de color blanco, negro y rojo. De hecho las rocas de color ocre tienen un origen ígneo, y el material en cuestión está disperso al menos a 320 estadios de la comunidad de San Carlos y nada tienen que ver con la hierra con que los Atlantes recubrieron la tercer muralla. Dicho material tienen la extraña forma de rocas fusionadas, pero principalmente se trata de material particulado ferroso, pero esto no debiera sonar muy raro, ya que la isla continente ha sido famosa por el oro, la plata y todo tipo de metales preciosos que contiene, así que no resultará descabellado encontrar uranio en el cuadrilátero oblongo, porque de hecho sí existe y se lo encuentra en la zona sur de dicha llanura.
Tal vez alguien siga dudando que la descripción que se presenta no tiene nada que ver con los Diálogos de Platón, pero ese no es el problema, ya que Platón está bastante muerto, lo que quiere decir que la discusión no le interesará en lo más mínimo, como tampoco le interesará saber que todas las mega-lagunas rectangulares de la Civilización Hidráulica tienen la misma orientación que el Cinturón de Orión cuando se encuentra en su cenit, ya que el filósofo griego escribió una alegoría o una moraleja sobre un mítico pueblo Atlante que dominó Europa hasta Tirrena, Libia, Asia y de yapa Egipto fue una de sus colonias. Al sabio Solón tampoco le importará mucho que en el límite de los municipios de Samaipata y Mairana, se haya encontrado una caverna con pinturas rupestres que los arqueólogos locales datan en unos 7.000 años de antigüedad. Al sacerdote de Sais no le puede importar que la caverna de pinturas rupestres esté ubicada unos 3.800 estadios al sur de la isla de los anillos concéntricos y que sin lugar a dudas, muestre un mapa detallado del corazón del imperio, obviamente que incluyendo en su descripción la isla de anillos con sus tres puertos externos y su canal que dirige las aguas al mar interior, pero esto simplemente es una coincidencia más de las tantas que se han nombrado hasta el momento, ya que lo descrito en este relato es absolutamente verdadero, mientras que la Atlántida es una absoluta mentira, pese a que Solón argumentaba lo contrario.
El mapa de las cavernas, sin lugar a dudas, describe una región de unos 630 estadios de ancho por 2.280 estadios de largo y ninguno de los siete sabios de Grecia podría negar que las pinturas rupestres de “La Cueva del Geógrafo” representan un mapa con decenas de figuras complejas que nada tienen que ver con hachas ceremoniales, máscaras rituales o símbolos fálicos, sino con una descripción detallada de la geografía de la zona central de la Civilización Hidráulica.
A estas alturas del relato, los Atlantólogos más fanáticos estarían muy contentos que se hable de los mapas de Piri Reis, pero aunque este sea un mapa real, no entrará en el presente relato, porque no fue encontrado en el territorio de la Civilización Hidráulica, pero para seguir mostrando elementos incuestionables, lo que sí puede formar parte de este relato extraño, pero absolutamente verdadero, es una serie de mapas detallados que han sido encontrados y documentados desde hace décadas, sin relacionarlos con la geografía que en realidad muestran. Se está hablando de más de una decena de pinturas rupestres y petroglifos que se encuentran dentro del Cuadrilátero Rectangular, más precisamente en el Departamento de Santa Cruz. Estos son una serie de mapas mucho más complejos y detallados que los de La Cueva del Geógrafo. Uno de ellos muestra con lujo de detalles un área de 10.000 estadios del largo por 10.000 estadios de ancho, con una serie de ciudades circulares de anillos concéntricos que aún pueden ser visibles con las imágenes aéreas y satelitales, pero este no es el único mapa que se encuentra en el territorio de esta Civilización poco estudiada y tampoco se puede afirmar que es el mapa más grande de los encontrados, ya que a unos cuantos estadios de dicha pintura rupestre, existe otra que describe un territorio de 20.000 estadios en la dirección del sol, que obviamente no figuran dentro de los diálogos de Platón, lo que confirma por enécima vez que esta Civilización no es la Atlántida.
Volviendo a la región de los delfines y más precisamente a la isla de anillos concéntricos descrita en la Cueva del Geógrafo. En la última expedición aérea realizada a fines de Mayo, se pudo confirmar y documentar la existencia de dos dársenas dobles que están ubicadas en la parte interna de la Isla de los anillos, una a cada lado de un canal que corre hacia el norte de la isla y que conecta con un canal circular que está conectado con Río Tapado en el Sur y con el canal que vierte sus aguas al mar por el lado Noreste.
Los atlantólogos podrían estar preguntándose cuál es el radio que existe desde el centro de la Isla de los anillos hacia el canal externo del externo y la única respuesta que se les puede dar es que el radio mide 13.5 estadios egipcios, o si se lo quiere ver de otra manara, se puede decir que el diámetro es de 27 estadios egipcios, pero aún así se les volverá a aclarar que la Isla de anillos concéntricos no es la Atlántida, pese a que su centro está desaparecido y lamentablemente tiene un diámetro de 7 estadios egipcios, con el ingrediente adicional que en época de lluvias se puede ver claramente el círculo central. Lamentablemente alguien se puede confundir entre Muvianos y Movimas o entre un relato mítico y la realidad incuestionable, pero en todo caso el problema no será de la Civilización Hidráulica de las Lomas, sino del confundido que puede ser tildado de loco.
Solo un loco o un ciego esta en la capacidad de negar que los alrededores de la isla de los anillos están densamente trabajados con terraplenes y camellones, que permiten cosechar la tierra al menos dos veces al año, ya que esta región es tropical y el cultivo de la yuca, que es un alimento básico de esta región, coincide con este periodo de siembra y cosecha, pero si se trata de cosechar dos veces a año en la Patagonia o en Groenlandia se tendrán serios problemas, salvo que el calentamiento global siga demostrando lo contrario.
Al Este de la Isla de los Anillos concéntricos se puede distinguir una formación circular inundadiza de 10 estadios de diámetro que no aparece en las pinturas rupestres de La Cueva del Geógrafo, lo que quiere decir que el mapa del geógrafo fue realizado antes que existiera lo que se describe. Para no entrar en el campo de las especulaciones, se puede afirmar tajantemente que esta formación es visible en imágenes satelitales y fue filmada en la última expedición aérea, pero esta formación nada tiene que ver con el cataclismo descrito por Solón, simplemente porque esta es la No Atlántida, como tampoco tiene nada que ver que la tierra en esa llanura sea arcillosa e impermeable.
En la isla de los anillos, se han documentado líneas perfectamente rectas que conectan los anillos, mientras que en uno de ellos se puede observar una estructura elevada que deja mucho para divagar, pero que en este relato no debe ser comentada a detalle, ya que en unos meses se le hará una prospección en terreno ni bien hayan bajado las aguas y se pueda llegar a la zona vía terrestre, como ya se hizo en temporada seca.
Como esta es una historia absolutamente verdadera, los hechos confirman que en lengua Movima, que es el lenguaje hablado en esta región, existe una palabra en su diccionario que describe “Banwawa” que según se dice, “Es un misterioso lago que se cree haya sido una ciudad” y esta vez no se lo ligará a “Huwawa” que es un animal mitológico que cuidaba el lugar sagrado en Dilmun. Simplemente como cultura general se dirá que Huwawa es el animal contra el que peleó Gilgameh, según cuentan las tablillas de barrio sumerias, que tampoco tiene nada que ver con el animal sagrado de las leyendas andinas. Ese animal que cuida una mítica laguna circular en la que hay una ciudad de oro. Se está hablando de un inmenso animal cuadrúpedo que custodia el lugar trotando alrededor de la laguna donde se encuentra el tesoro. Una descripción más detallada de este No Huwawa es que se trata de un animal que tiene ojos centellantes y aliento de fuego, que cuando emprende el trote hace temblar la tierra con las pesuñas de sus patas, mientras que su bramido crea tormentas con rayos y truenos que atemorizan a cualquier criatura que se encuentre en el lugar, pero como esta es una historia local, cualquier coincidencia con las sagas de Gilgamesh se pueden considerar como un accidente de la geografía y de las leyendas, ya que la colonización no de la zona no fue sumeria, sino española, como también se puede considerar una coincidencia que del centro de este paraíso terrenal, no Bíblico, sale un canal que riega todo este inmenso jardín y su curso se dividen en cuatro brazos y uno de ellos corre hacia el Este hasta desembocar en el Mamoré que es uno de los grandes afluentes navegables de la cuenca Amazónica, lo que crea una vía expedita para la navegación entre el Corazón de Sudamérica y el Río Océano.
Es un hecho que el mapa que se encuentra en La Cueva del Geógrafo, muestra con lujo de detalles la forma del canal que se divide en cuatro brazos, rodeando distintas porciones de tierra y la misma imagen se puede observar desde el aire, como ya quedó debidamente documentado por miembros de la Fundación Yesusa´iri.
En cuanto a la madera, con las vías fluviales expeditas, es fácil constatar que puede ser bajada de las montañas y trasportada a cualquier parte de la sabana, ya sea por los canales rectos que atraviesan la llanura, por la gran fosa que la atraviesa y permitió llegar a la isla de los anillos por ambos lados o utilizando los ríos canalizados con deflectores, que además están conectados la las inmensas lagunas rectangulares.
Después de toda esta descripción, que ha sido completamente real y comprobable, solo un loco puede suponer que la civilización Atlante es la que se estuvo describiendo, pero como desde los primeros párrafos se tomó la precaución de repetir hasta el cansancio que se trata de la Civilización Hidráulica que existió en las llanuras Sudamericanas, Platón, Solón o el Sacerdote de Sais no tuvieron nada que ver en el relato y un sinnúmero de coincidencias simplemente se pueden considerar como una mala jugada del azar, como también puede considerarse una mala jugada del azar el tener de respaldo una serie de mapas más antiguos que describen perfectamente el corazón del imperio, tratándose de los mapas más antiguos que posee cualquier civilización, pero que ningún mortal de este planeta puede dudar que se tratan de una descripción geográfica.
Lo más seguro es que al sacerdote de Sais no le puede importar que la caverna de pinturas rupestres, que describen perfectamente la zona geográfica de los Movimas, esté ubicada unos 3.800 estadios al sur de la isla de los anillos y que sin lugar a dudas muestre un mapa detallado del corazón del imperio, incluyendo en su descripción, en color blanco, la isla de anillos concéntricos con sus tres puertos externos y su canal que dirige las aguas al mar interior.
Como la Atlántida ha sido basureada por Sancho, Pedro y Martín, mezclándola con ovnis, profecías y cristales mágicos, la posición más segura es no considerar que el relato de Platón es una descripción “absolutamente verdadera”, como habría dicho Solón, ya que en ese preciso instante aparecerán una serie de defensores de Atlántidas en otras latitudes que reclamen la paternidad, olvidándose de conseguir una raza de elefantes, un mar verdadero y otro interior que con absoluta corrección esté rodeado de tierra firme, sin contar que deben conseguir un cuadrilátero rectangular con las dimensiones que corresponden, al igual que una isla de anillos concéntricos que perfectamente coincide con las medida descritas en los diálogos y que en ella se encuentran rocas de color blanco, negro, rojo y que su isla sagrada, además cuente con un acceso por ambos lados.
Además, el Atlantólogo defensor debiera lidiar con Diodoro el Siciliano, para encontrar el Pantano de los Tritonis, donde los Atlantoi lucharon contra las Amazonas, cosa que en este párrafo no se hará, pese a que existe un pantano muy conocido al Este de la isla de anillos concéntricos y justamente en una región donde existieron mujeres guerreras y no es por nada que el río Amazonas lleve ese nombre, aunque esto nuevamente debe ser atribuido a la simple casualidad de un relato real que nada tiene que ver con la Atlántida.
Tampoco se debiera considerar en este relato el Candire que buscaba Ñuflo de Cháves, el conquistador de Santa Cruz, ya que, aunque esté documentado en las crónicas de la conquista española, lo pasaremos por alto, puesto que los indígenas de la zona en cuestión, en aquella época “no tenían alma” o al menos estaba en duda su existencia y lo más probable es que hayan sido tan mentirosos como Solón, Platón o algún Sacerdote de Sais de dudosa reputación.
Si se está en el plan de desacreditar todos los relatos de la Conquista del supuesto “Nuevo Mundo”, mejor es hacerse el loco con el mapa que se encuentra en el museo de El Cusco, ya que se describe un Paitití (El Dorado) que se encuentra siguiendo aguas abajo el río Manu (Manutata o Madre de Dios), pasando la montaña de cinco puntas, más allá de las caídas de agua y a poca distancia de la laguna cuadrada.
Lamentablemente, en la zona descrita no se puede negar la existencia de una laguna cuadrada debajo de Cachuela Esperanza y ésta se encuentra antes de llegar a la Isla de los Anillos Concéntricos, pero resulta que la historia que se relata en El Cuzco, es de origen Quechua y los Quechuas son del mismo tipo de indígenas que alguna vez tuvieron el alma cuestionada, así que lo escrito hasta este punto es mejor pasarlo por alto, por lo dudoso de una fuente indígenas que fueron debidamente documentada por los Españoles en la Conquista, ya que hoy está en estas tierras está en duda todo lo que provenga de la península Ibérica.
La historia debe ser borrada en este punto, ya que los Europeos incansablemente buscaron sin éxito, en Sudamérica el Cuarto Imperio, lo que a su vez quiere decir que si los europeos no lo encontraron, el mítico Imperio jamás existió, como tampoco existió la mentada Atlántida.
Otra mala jugada del azar o del destino es que en las excavaciones realizadas en los llanos de Moxos, se han encontrado esqueletos de dos metros de altura y lo gracioso del asunto es que una mujer de dos metros sería considerada un gigante por el típico europeo de la edad media y aún en nuestros días, ya que estas dimensiones físicas solo se consiguen en una población bien alimentada y no en una población famélica, pero con las inmensas extensiones de camellones de cultivo con que se cuenta en toda la región, la buena alimentación no puede ser puesta en duda, más aún cuando el sistema se conecta a los canales rectos, las lagunas y se transforma en un mega sistema de irrigación, cuya magnitud solo se puede apreciar desde el aire, pero con todo esto, que es tan real como decir que todos moriremos, la región y la isla siguen sin ser la Atlántida, mejor es desconsiderar las pirámides de Pucará, los petroglifos del Mutun, que no se encuentran en las regiones más glamorosas para los Arqueólogos, como ser las altas montañas con nieves perpetuas, llamas y una barca de totora que sirve de marco para las fotografías más típicas de una Bolivia que solo 1/3 es altiplánica, mientras que 2/3 está formada de valles que se transforman en inmensas sabanas tropicales rodeadas de montañas.
Todo lo descrito no puede ser la Atlántida, ya que esta región tropical no es la cara visible y exportable de la Bolivia cultural y turística. Se trata de la tierra donde vivieron los dientes de sable, las grandes manadas de la raza de elefantes y del perezoso gigante, que hace 11.500 años atrás, con el fin de la era glacial, cedieron su lugar al Jucumari, el jaguar, el puma y la arpía, mientras los guardianes eternos como el caimán negro, la anaconda y los delfines siguen custodiando los mapas y las ciudades de los anillos concéntricos.
La Atlántida no se encuentra en Sudamérica, porque el poder global no se encuentra en estas ex colonias europeas, menos aún estará en la Bolivia Andina, que es el país más retrasado del Cono Sur y aún es menos factible que la Atlántida se encuentre en los llanos de un país centralista, que tiene concentrado el poder político a más de 3.600 m de altura y vende al mundo una imagen centrada en el Imperio Incaico, que dicho sea de paso no es de origen Aimara sino Quechua. Todo esto quiere decir que el lugar descrito, simplemente corresponde a una antigua civilización muy poco estudiada y casi desconocida por nuestra aldea global, pese a que todo los descrito es una historia absolutamente verdadera que puede ser corroborada por cualquier persona que se interese en el asunto.
En resume, esta es la No Atlántida por varios motivos. Se encuentra en un lugar incorrecto, políticamente hablando, se encuentra lejos de los lugares más investigados, lo que es sinónimo de encontrarse lejos de los centros de poder mundial y aún más lejos de una ortodoxia que no admitirá un relato Apócrifo pero absolutamente verdadero y corroborable. Nuestra No Atlántida, la tierra de las 20.000 colinas de barro, no cuenta con el glamour de la alta montaña, que por desgracia sigue cargando el estigma ser de una tierra de tribus nómadas, pese a que nada tiene que ver con la realidad de sus mega obras, sino con un estereotipo que la “Historia formal” no ha logrado enderezar. Esta es la No Atlántida, porque no hay ovnis a la vista, profecías encanecidas por el tiempo, ni cristales mágicos en el seno de la madre de las civilizaciones. Esta es la No Atlántida, tierra de geógrafos que describieron el imperio pintando en las cavernas y tallando sobre la piedra, sierra de navegantes, tierra de gigantes que dejaron marcada sus huellas en una llanura desconocida por la aldea global.
La tierra del Chuubi que conversa con el Caimán Negro no puede corresponder con la Atlántida de Platón, porque si así fuera, esto obligaría a reescribir la historia y a olvidar lo aprendido, lo que resulta difícil de creer, ya que la ciencia ortodoxa ha tomado el papel de la iglesia en la edad media olvidándose de sus raíces.
Esta no puede ser la Atlántida, porque quien la defienda como tal será tildado de loco, no por los siete sabios de la antigüedad, sino por los modernos eruditos que no tienen el derecho a pensar que el Jichi se encuentra como guardián de una caverna en las montañas. No se permitirán analizar el mensaje de un Geógrafo que en el fondo de su caverna muestra las sombras de un imperio que fue barrido por las olas del tiempo, por el simple hecho de que el lugar, el tiempo y la historia no correspondería con los hechos, como tampoco corresponde con el mapa de Piri Reis que nunca murió, sino que se transformó en un Jichi de los mares.
Esta no puede ser la Atlántida de Platón, porque es una tierra con magia en la que el Jaguar el humano y los delfines siguen siendo sagrados, donde una isla de anillos concéntricos se encuentra a 50 estadios de su mar interior, de cara al viento sur, de espaldas a la constelación de la Osa, protegida por el viento del norte, pero lo que es más importante es que fue protegida por la ignorancia culta que no develó su ubicación en espera de su Yesusa´iri.

David Antelo Justiniano.

lunes, 23 de junio de 2008